- [1]Te miro encogido en tu dolor,
- pequeño cuerpo aterido,
- fulminado por el virus terrible,
- sangrando por tus ventanas,
- encharcado
- en medio de tus fluidos contaminados,
- mientras rezumas tristeza y miseria.
- Tus ojos de animalillo herido
- me miran llenos de dolor y recelo,
- miran a este que se acerca a ti
- envuelto en mil fronteras,
- encapuchado y protegido de ti mismo.
- Miedo contra miedo se miran.
- Tu indefenso y perdido,
- yo contradecido entre mi deseo de acogerte y abrazarte
- y el miedo al dragón en ti escondido.
- ¡Que fácil es recitar que yo soy tu y que tu cuerpo es mi cuerpo!
- ¡que difícil hacer de esto
- carne de mi carne y sangre de mi sangre!
- ¿Cómo sufrir tus heridas y tu porquería en mi cuerpo?,
- ¡Que difícil abrazarte en ese tu dolor,
- mientras tus ojos se cierran
- y tu boca se tuerce en un silencio de agonía
- que nada comprende !
- ¿Cómo sostendré mi oración en medio de esta miseria ,
- de esta contradicción de vida no comprendida?
- Contemplo tu cadáver pequeño y encogido,
- en esta tierra de dolor a la que vuelves
- en el cementerio ignorado,
- y tu espíritu atrapado me grita dentro,
- traza lagrimas de sangre en mi corazón.
- Me duele no haberte podido mostrar mi sonrisa,
- mi aliento,
- mi abrazo.
- Me duele no haber podido ser tu,
- perdido y huérfano,
- víctima mártir de este mundo contradecido,
- en el que los ricos presuntuosos
- presumen de salvar a los pobres,
- mientras tu pueblo en silencio mira y sonríe,
- una sonrisa triste
- que envuelve el polvo de los caminos
- de este tu campo, de esta tu tumba.
- ¡Enséñame lo que no pude aprender
- en este tu silencio,
- Ibrahim,
- hijo,
- amigo,
- hermano !