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“Encargarse” de la Realidad

La fuerza interior – ViriyaJesus y mujer adultera1

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Mirar la Realidad con plena atención, conmoverse ante los sucesos, el drama de lo que ocurre, encargarse de la Realidad, que no significa ser el dueño de la realidad, ni el salvador de los acontecimientos, sino elegir ser parte del flujo evolutivo, favorecerle y darle cumplimiento, siendo creador de uno mismo y estando disponible a lo que toca. Los pasos son pues: mirar, ver, investigar con sabiduría, buscar, y elegir formar parte. Entonces surge una energía inagotable que nos permite ser la evolución misma, el acto creador en el momento presente.

He aceptado entrar en quietud en el seno de mi mismo, y he recorrido el largo camino de alejarme de de mis apegos y mis herencias, aun no terminado. He dejado de correr y correr tras mis propios proyectos y al dejar de hacerlo me he encontrado en un lugar oscuro, sin saber que hacer, sin saber que ser, pues lo que he tenido ya no lo siento mío, lo que he sido ya no siento que soy yo. Y mi primera tendencia es buscar, buscar un nombre, un sentido, un significado. Sin embargo he de aprender a buscar sin buscar, a esperar sin ser, a estar en mi lugar como estaba primero. Y así recito:

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Estoy en búsqueda, y escucho las palabras del maestro: “… quien busca encuentra, quien llama se le abre…” Pero ¿que he de buscar? ¿Existen nuevas metas a las que ir? ¿Qué es eso de buscar sin buscar? Pues me dices que lo que busco ya lo tengo, así mi búsqueda es una no búsqueda pues es el completo descubrimiento y la plena manifestación de lo que tengo desde el origen. Así mi camino es un no camino, pues vuelve a mi. Y la búsqueda es una apertura y al tiempo abandono de lo que creo tener, un anonadamiento de mi ser para que se produzca esa muerte a la conciencia identificada y ese nacimiento a lo que ya esta ahí, a lo que conmigo o a pesar de mi sigue manifestándose en todo momento. Y ¿que sentido tiene mi búsqueda y mi encuentro entonces, si todo se realiza a pesar de mi?. No todo se realiza a pesar de mi, me dices en el fondo de mi mismo, pues el universo elige en mi, elige por mi inteligencia y en mi corazón pues también son manifestaciones eternas, de forma que los caminos de realización se producen a través de mi opción. Es difícil y oscura esta comprensión desde la pobreza del alma en la que me has situado, y ahí me indicas:

“Pero aprende a permanecer en esa oscuridad. Vuelve a ella tantas veces como puedas, dejando que tu espíritu grite en aquel a quien amas… (NNS)

Para ello no has de controlar tu tiempo, ni tu vida, ni tu progreso, aceptando quedarte, aceptando que las cosas sean, y tu con ellas, en todo su drama, en todo su esplendor.

Y esta búsqueda sin buscar, es realmente apertura del alma y disponibilidad del espíritu ya que al tiempo me dices, maestro mío: «No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o con qué os vestiréis…» Tu presencia indica que al otro lado del mi clamor en el silencio hay alguien, es un dialogo eterno con quien no es diferente a mi mismo, con quien no es otro, sino es uno en si mismo. He de decidir pues que lo eterno dialoga consigo mismo en el fondón de mi alma. Por tanto ha de convertirse en una atención amorosa sin imágenes ni palabras, un amor sin objeto que es pura apertura y disponibilidad, de presencia viva… un clamor de presencia en el silencio…

No dejaré de buscar hasta que encuentre, pues el encuentro es el conocimiento de mi mismo y el enraizamiento en quien soy, la fe en uno mismo. Al encontrarlo, la realidad  me conmoverá, me maravillará, me trasformará, si por transformación entiendo la desaparición de la separación que nunca existió pero que yo soñé, pues ha de ser manifestación en si misma, y al conmoverme la realidad será una y yo seré realidad abierta, por lo que cada cosa, cada acontecimiento mas y mas será parte de mi.

Es este un proceso continuo, que se pone a prueba en cada momento, donde se avanza desde la búsqueda y la pregunta, que es apertura y abandono de los limites, de las fronteras, y entonces vendrá la aceptación de ser conmovido, de ser afectado, de implicarme en lo que pasa, de ser plenamente receptivo a lo que pasa, y desde allí maravillarme, esto es asombrarme ante el hecho, y desde este asombrarme reinar en la Realidad, ser uno con la Realidad. La Realidad es lo que es, lo que ocurre, aquí y allá, cerca y lejos, todo en si mismo.

Por ello esta búsqueda es también un salir de los lugares comunes, de los caminos transitados. En medio de mi silencio salir clamando por el amor escondido en el centro de mi, que todavía parece que es ido, que me ha dejado a solas y con gemido, como dice el místico poeta… pero que nunca se fue realmente. Para esta búsqueda se requiere un corazón desnudo de todos los males y bienes. Se requiere venir a estar solo, sola, con lo que en cada momento se muestra… hasta que la realidad se realice de forma plena en mi.

Esta búsqueda es un incorporarme plenamente a la vida, que significa la aceptación sin condiciones de la muerte continua y del nacimiento continuo, a través de un vaciamiento que permite la expresión plena del ser.

Y esto se produce en cada momento, cada momento muere a si mismo y nace a si mismo. En ocasiones estoy presente, despierto a ese morir y nacer. En otras ocasiones estoy dormido. Mi búsqueda es pues el camino del despertar a esa muerte y ese nacimiento. Ese despertar implica tres plenos reconocimientos: que lo que pensaba tener para mi ya no lo tengo mas, que lo que pensaba saber para siempre ya no lo se, que lo que creía ser de una vez por todas ya no lo soy.

Y en este acercamiento a la Realidad entenderé por fin lo que en mi significa el amor incondicional. Si no hay otro, no hay un esfuerzo por acercarme, por compadecerme, por atender la necesidad, sino que la necesidad está en mi, y entonces convertiré en acción natural, sin compensación lo que el profeta proclamaba:

El ayuno que Yo quiero es este: que sueltes las cadenas injustas, que desates las correas del yugo, que dejes libres a los oprimidos, que acabes con todas las opresiones, que compartas tu pan con el hambriento, que hospedes a los pobres sin techo, que proporciones ropas al desnudo y que no desatiendas a tus semejantes (Is. 58, 6-7)

La acción que corresponde a la conciencia no egocéntrica es la acción por la justicia y la paz basada en la operación del amor, de la comunión sin condiciones. Por ello no es hacedora de violencia. Es acción no violenta, de acuerdo con Mahatma Gandhi:

La no violencia es el resultado del que ha hecho la unidad en su interior… Se basa en el supuesto de que la naturaleza humana es esencialmente una…

Esta forma de vivir es la superación de la conciencia dual, dicotómica, que se produce aquí y allá, que se produce en mi en un momento y en otro me duermo y vuelvo a mi individualismo juzgador y separador, que requiere premio y castigo. Pero la conciencia que no es dos está en el fondo de mi mismo, es el entramado real de lo que existe. Mi falta de perspectiva me impide verlo y la mezcla extraña que percibo en mi, entre este soñar y despertarme, hace que ese amor sin condiciones parezca una utopía y que la mayor parte de mi tiempo esté esperando, buscando para encontrar, calculando y negociando.

Sin embargo, cuando mi vida se dedica a cumplir la práctica de Isaías, el camino de la paz y la no violencia, el camino de la respuesta a lo que grita en el fondo de mí, surge la energía, el potencial de vida necesario para llevar a plenitud lo que existe, y para convertir en realidad que crea y se desarrolla la acción amorosa.

Y en este operar, en este encargarme de la realidad, he de seguir de nuevo lo que indica el maestro, ser transeúnte en cada momento: no proveeré nada para el camino que he de realizar, habré de confiar andando sin seguridades, aceptaré ser expresión de la nueva tierra y de la nueva humanidad y me convertiré en instrumento de paz, de salud y de solución para los que sufren. Siendo  “diakonos”,  servidor de los hombres, seguiré el ideal de Shantideva:

shantideva

El servicio desde la comprensión y la convicción profunda genera la energía inagotable, Viriya. Esta energía que surge para la paz, para la vida unificada, se expresa como urgencia espiritual, como un fuego interior para ponerse en camino, para realizar lo que debe ser hecho, para ser receptivo y disponible.

Se expresa también como fortaleza de mente y de espíritu, que no es tozudez por la posesión de la verdad, sino que es la fortaleza del junco, que es capaz de doblarse ante el viento y de luego erguirse. Es fuerza de animo humilde, resistente en la adversidad, y por tanto energía sabia, basada en saberse uno con lo que existe

Se mantiene además como coraje de disponibilidad. Estar dispuesto para lo que debe ser hecho, no importa el esfuerzo. Es el compromiso radical, energéticamente pleno con el camino vital haciendo frente a la adversidad con la paz interior y el silencio profundo. Es la habilidad para sobreponerse desde ahí a los miedos que aparecen, al descredito frente a los que todo lo guardan y a la vergüenza frente a los que creen saberlo todo y juzgarlo todo. Implica saber también cuando debemos renunciar y parar, cuando debemos doblarnos y cuando debemos retirarnos.

Por fin, igual que la sabiduría práctica se asienta en la convicción profunda de lo que somos (fe en nosotros mismos sin apoyo), La energía en la acción se asienta en la consistencia de quien realmente somos, presentándose como perseverancia, fortaleza para resistir en situaciones de adversidad mantenida.

Así la practica de la vida en comunión, desarrolla esta energía inagotable y la lleva a la plenitud, siendo el motor para el despertar a lo que somos desde el principio.