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Más preguntas de mi amiga anónima

Estoy siguiendo tus instrucciones lo mejor que puedo con el ánimo tranquilo y bien…Por la mañana “practico” durante ¾ o la hora entera en mi cuarto y en el sillón porque a esa hora de la mañana me siento cansada pero a veces cambio a la silla… Por la tarde ½ hora en la capilla porque se está más fresquito…y en una silla más alta.

En esos dos tiempos repito AAAAA como me dices, en actitud de entrega y basta. Tengo la impresión que el tiempo me pasa muy despacio…o sea que no es muy fácil durar…pero sigo.

Así es. A veces todo es sencillo y gozoso. Otras veces es tedioso y difícil. En cualquier situación siempre hoy es un día bueno. Nuestra actitud de practicantes no es juzgar ni controlar, sino tan solo estar, ser. En cada momento, en cada situación. Lo demás lo dejamos en las manos del Padre

Pensando en la postura del zen me pregunto cómo hacían oración los místicos que no hacían zen…por ej. San Juan de la Cruz, el maestro Eckhart, y tantos otros; y sin embargo alcanzaron la iluminación ¿no? También dices en tus charlas que hay otras maneras de orar para vaciarse de sí. Entonces…hay que sentarse y permanecer inmóvil cuanto más rato mejor? ¿Es la postura del zen la más indicada o se puede variar un poco…? por ej. si me siento en el sillón creo que puedo hacer silencio sin dormirme…aunque siempre están los pensamientos que aparecen…

Por motivos energéticos y fisiológicos las dos condiciones necesarias y suficientes son el enraizamiento en el suelo, esto es estar bien posicionado, bien sostenido por al menos tres puntos, con la conciencia abajo en nuestro hara, y la verticalidad, esto es enderezar fisiológicamente la columna, manteniendo una actitud atenta y relajada al tiempo. Cuando los contemplativos oraban lo hacían con las posturas que se conocen de oración, que incluyen estas dos condiciones.

Los pensamientos no dejan de aparecer, como las nubes y los pájaros del cielo. Lo importante es mantener nuestro foco de atención en la palabra, en el mantra.

Después durante el día, si ando o paseo ya no puedo concentrarme en la respiración sino en los pasos que doy y además me brota espontáneamente una melodía corta que repito mentalmente y suele ser cada vez distinta. Creo que lo importante es poner la atención en algo, sea lo que sea ¿no? Estar en el Ahora…

Cuando camines y pasees fija tu atención en tu caminar, deja que tus sentidos perciban, estate muy atenta a los olores y las sensaciones, Esta ha de ser tu plegaria en ese momento. No dejes, no obstante, de practicar con el mantra, en el ritmo de la respiración. Será la tonadilla disciplinada que te devuelve a la atención, cuando esta se escapa.

Si voy en autobús me sale cualquier jaculatoria o simplemente Jesús o la tonadilla porque por la calle suelo ir siempre cantando por dentro. ¿Puedo seguir así?

Si. Lo mas importante es no perder la lucidez, la atención al momento presente. Esa tonadilla no debe servir para despistarte, para andar atontada, sino que debe dirigirte a lo que en ese momento haces, ya sea observar, sentir los ruidos, percibir las caras. Estar ahí. No estar perdida. Lo importante es estar ahí

Resumiendo…yo creo que con Dios puedo comunicarme de cualquier manera, la que me salga de dentro, la que me guste y me llene más ¿no? Eso a parte de la oración de la mañana que hago según el zen. Me refiero a durante el día.

Durante el día tu oración es tu actividad, tu tarea. Cada momento debe estar lleno de tu estar despierta en lo que toque hacer. No se trata de escaparte de la atención en los hechos pequeños de cada momento a través de jaculatorias o pequeñas oraciones, sino que esas pequeñas tareas, esa actividad con plena atención, sea tu oración. Hacer lo que toca con toda el alma en cada instante.

Estoy releyendo el primer libro de Willigis que cayó en mis manos y que fue el detonante de todo el cambio en mi espiritualidad. Lo saboreo con gusto y a veces tengo que borrar algún comentario que anoté en el margen como si hablara con él porque en aquel tiempo era eso muy nuevo para mi.

Willigis hablando de la Eucaristía dice: ¿Cómo va el Señor a estar más presente en un trozo de pan que en una persona? no sé si es él quien lo dice o cita al maestro Eckhart. Para el común de los cristianos y para mi comunidad en concreto, la presencia real es muy importante, más que la presencia de Jesús en cada ser humano. Willigis dice que ese trozo de pan no es más que el símbolo del Cristo cósmico que es toda la Creación y cuando yo me imagino a Jesús en su última cena con sus discípulos, intuyo que su intención era decir: “Como este pan que rompo, así me voy yo a romper por vosotros” y “como este vino que da vida, así voy a dar yo mi vida por vosotros”. Lo que pasa es que después la Iglesia o los cristianos han dicho: Este pan es Cristo en persona haciendo la metafísica…

La forma como nos ha llegado la eucaristía, con el dogma de la transustanciación, es consecuencia de la sustitución de la centralidad de la ética del Reino que ocupaba el meollo del mensaje de Jesús, por la divinización de su figura redentora, convirtiendo la eucaristía en un recuerdo sacrificial.

No siempre ha sido así. En la Didaché, o los dichos de los 12 apóstoles la norma para la eucaristía era de esta forma:

“IX. En lo concerniente a la eucaristía, dad gracias de esta manera. Al tomar la copa, decid:

«Te damos gracias, OH Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo, que nos ha dado a conocer por Jesús, tu servidor. A ti sea la gloria por los siglos de los siglos.»

Y después del partimiento del pan, decid:

«¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida y por el conocimiento que nos has revelado por tu siervo, Jesús. ¡A TI sea la gloria por los siglos de los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, estaba esparcido por las altas colinas, y ha sido juntado, te suplicamos, que de todas las extremidades de la tierra, reúnas a ti Iglesia en tu reino, porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo, en los siglos de los siglos.»

Que nadie coma ni bebe de esta eucaristía, sin haber sido antes bautizado en el nombre del Señor; puesto que el mismo dice sobre el particular: «No deis lo santo a los perros.»”

Por ello considero, de acuerdo con la experiencia que nos transmiten los místicos, que el origen de la eucaristía es el ágape comunitario, el recuerdo de la comensalidad abierta de Jesús, en el que lo importante era compartir el pan y los alimentos y establecer un vinculo comunitario de amor y de servicio, y no el encontrar de forma singular el cuerpo y la sangre de Cristo. Jesús está en el pan y en el vino, de igual manera como nosotros estamos, pues todos formamos parte de la misma naturaleza. Esto, desde el punto de vista de la doctrina católica es, no obstante, herético