Por su especial interés, y su aproximación neutral, adjunto aquí el trabajo de Francisco Javier Sarmiento. Su enfoque comenta algunos aspectos de la experiencia mística con la experiencia en paralelo de físicos cuánticos. Me quedo con la frase:
" El azar es el seudónimo de Dios (de lo divino) cuando no quiere firmar"
Me ha fascinado esa frase que comparto plenamente, respecto a “El Azar” como el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar.
Y me ha fascinado por que es tal vez una de las experiencias más constantes y sutiles en este caminar, digamos que a tientas bajo la oscuridad de esa “Sin razón” aparente, que Merton llamaba, “el manto de Dios”.
Cuántas cosas nos ocurren cada día por “azar”.
Por “azar” nos encontramos a alguien que sorpresivamente y por “casualidad” nos trae una o muchas respuestas a nuestra vida.
Por “azar” nos encontramos a diario con lecturas en libros, revistas, mail o periódicos, que “casualmente” nos hablan a cerca de eso que nos anda dando vueltas.
Alquien decía que nos hay “casualidades” sino “causalidades” y desde que soy consciente de ello, cada día me sorprende, me alegra y hasta me asustan estas continuas “causalidades”.
Creo que aunque no lo notemos, aunque los diarios y los noticieros y la televisión solo nos muestren la peor cara del hombre, la peor cara del mundo, una poderosa corriente de “causalidades” renovadoras está moviendo al mundo, hacia nuevos horizontes, hacia nuevos amaneceres.
Cada día más y más gente de todo tipo, de todo estrato social o cultural, está descubriendo una nueva voz, un muevo impulso, una nueva visión a cerca de su realidad, su vida y su mundo.
Lo veo, día a día y no puedo creerlo. Queridos hermanos, miles y miles de vidas, almas y corazones están aprendiendo a latir al unísono. Miles y miles se están descubriendo hermanos de todos y de todo. Miles y miles de personas en el mundo entero, están descubriendo la realidad del “UNO” en sus vidas.
Están siendo conscientes de que no son seres aislados, individuos abandonados a su propia suerte, sino partes de un “todo” universal, con un sólo propósito, con un mismo camino, con una misma esencia, “Ser manifestaciones vivas de Dios”. Olas, integras y plenas en su individualidad de “ola”, pero también parta integra y plena del océano infinito del Dios vivo.
Hermanos y hermanas, donde quiera y como quiera que “el azar” nos conecte, hagamos un minuto de silencio y demos gracias por ese “él”, por esa “ella” que en alguna parte, en algún momento, comparte con nosotros su esencia de “ola”, para decirnos que es “mar” y que como cada uno de nosotros, comparte esa esencia de agua y sal y silencio que nos hace “uno” en Dios.
Bendito sea el silencio del alma, en el que podemos por fin, experimentar nuestra verdadera esencia de Dios.
Así que sin desalentarnos, amando esa oscuridad, ese andar a tientas, esa oscuridad del manto de Dios, sigamos caminando, al encuentro de todos.
Que Dios os bendiga e ilumine vuestros caminos.
No sé mucho sobre el tema, pero puedo afirmar que tu reflexión es realmente bella. Abrazos.