Los cinco agregados son, según la enseñanza del Buda, las cinco partes de las que se compone un ser humano. El primero, rupa, corresponde al cuerpo y los otros cuatro a la mente (citta, que en el Budismo significa mente-corazón, la gran mente): las sensaciones (vedana), la percepción (sañña), las formaciones mentales (sankhara) y la consciencia sensorial (viññana).
Sutra Khandha
En Savathi. alli el Honorable dijo: “Monjes, os enseñare los cinco agregados y los cinco apegos a los agregados. Escuchar y prestar completa atención mientras hablo”:
“Como digas, Señor”, respondieron los monjes
El Honorable dijo, “¿Cuales son pues, monjes, los cinco agregados?”
“Cualquier forma sea pasada , futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana: Esta se llama el agregado forma.
Cualquier sensación u objeto sensorial, sea pasado, futuro o presente; interno o externo; grosero o sutil; común o sublime, cercano o lejano: Esto es llamado el agregado sensación
Cualquier percepción sea pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana: Esta se llama el agregado percepción.
Cualquier formación (mental) sea pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana: Esta se llama el agregado formación (mental).
Cualquier conciencia sea pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana: esta se llama el agregado conciencia.
Estos son llamados los cinco agregados”
“¿Y cuales son los llamados apegos a los cinco agregados?”
“Cualquier forma – pasada , futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana- que sea susceptible de apego, ofrezca seguridad, y sea acompañada de elaboración mental: Esto se llama el apego al agregado formal.
Cualquier sensación u objeto sensorial – pasado, futuro o presente; interno o externo; grosero o sutil; común o sublime, cercano o lejano – que sea susceptible de apego, ofrezca seguridad, y sea acompañada de elaboración mental: esto es llamado el apego del agregado sensorial
Cualquier percepción – pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana – que sea susceptible de apego, ofrezca seguridad, y sea acompañada de elaboración mental: Esta se llama el apego del agregado percepción.
Cualquier formación (mental) – pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana – que sea susceptible de apego, ofrezca seguridad, y sea acompañada de elaboración mental: esto se llama el apego del agregado formación (mental).
Cualquier conciencia – pasada, futura o presente; interna o externa; grosera o sutil, común o sublime, cercana o lejana – que sea susceptible de apego, ofrezca seguridad, y sea acompañada de elaboración mental: Esto se llama el apego al agregado conciencia.”
"Estos son los apegos de los cinco agregados"
Los Skandhas en sánscrito y khandas en Pali, son componentes que en los textos budistas originales se utilizan para definir a la persona o al individuo. Vienen definidos como un agregado de caracteres que se resumen en numa-rupa, esto es “nombre y forma”. El énfasis está aquí en la practica que lleva a vivir desde los agregados no constitutivos de una realidad independiente y unificada, sino del resultado de caracteres cambiables, interdependientes y continuamente variables, cuyoa esencia es la falta de identidad unificada.
El trabajo práctico con los skhandas lleva a desenmascarar el proceso de conceptualización e identificación que realizamos en el contacto con la realidad, “al dar nombre” a las cosas y sucesos. Trabajar de esta forma lleva también a un proceso de integración de los componentes personales, sin alienar ni condenar ninguno, pero al tiempo sin considerar que ninguno identifica al individuo.
Cada skhanda se identifican con las fuentes del apego, apego al cuerpo y a la forma, apego a las sensaciones apego a los conceptos e ideas, apego a las emociones resultado de la identificación, y apego a la personalidad generada por esas identificaciones.
Por ello el Buda diferencia los agregados (presentes, pasados o futuros, groseros o sutiles, etc.) de los apegos a estos agregados, debido a la búsqueda de seguridad o estabilidad, de fijación u obsesión, de identificación y de creación mental de una realidad virtual sobre la base de su consideración.
Su definición como agregados pone el énfasis en que no constituyen una unidad, sino que se relacionan, se “agregan” en el proceso de la experiencia. Cuando se suman entre si tampoco son una unidad. Es nuestro propio uso y cristalización de los mismos el que hace que los inventemos como atributivos de una unidad virtual, el yo, que se disuelve una vez que los experimentamos tal y como son, y los percibimos como caracteres agregados.
El primer skhanda es la forma, el cuerpo. Es a su vez una suma o sinergia de órganos y funciones, un conjunto de sistemas orgánicos y sistemas funcionales finalistas, que forman unidades organizadas en continuo intercambio y transformación. Cada parte se agrega de forma diferente según la experiencia. La intensidad del uso de cada órgano en los sistemas funcionales que aparecen y desaparecen en la acción (comer, llorar, andar, oir, etc.) es diferente si corremos, nos alimentamos, hacemos el amor, o escuchamos música. Ademas, estructuralmente, están en continuo cambio. Cada 120 días el conjunto de las células sanguíneas han sido sustituidas por nuevas. Todas las células y estructuras de nuestro cuerpo se transforman internamente y externamente en cada momento. Cada instante hay una frenética reorganización de órganos y funciones. Todo es interdependiente. Los órganos y conjuntos orgánicos forman agregados reaccionantes y adaptativos. Es un flujo fisiológico continuo, que sirve igualmente para todos los fenómenos naturales, para todas las formas. El propio concepto de homeostasis en los seres vivos es el resultado de esta interacción. En el cuerpo no existe ninguna parte fija y de realidad independiente, ni tampoco un órgano especifico que sea el centro de nuestra identidad. Por ello el cuerpo, mas que una unidad solida, definida y separada, es la resultante un sistema de sistemas formado por la agregación de estructuras y finalidades cambiantes. Por tanto es un agregado que puede dividirse a si mismo como si fuera una estructura fractal.
El segundo agregado, las sensaciones (vedana) corresponden a la primera puerta del proceso mental, que seguirá con la formación de ideas, las emociones, identificaciones y personalidad. Las sensaciones hacen referencia a los objetos de nuestros órganos de los sentidos, a todos los receptores que son estimulados por alteraciones o cambios internos y externos, desde el órgano de la vista, el olfato, el oído, el gusto, el tacto (los receptores táctiles distribuidos en toda la piel y mucosas externas), los receptores nociceptivos, los de presión y temperatura, así como las sensaciones internas de nuestros órganos. Todas ellas son percibidas como sensaciones simples y sensaciones complejas, agradables, desagradables o neutras. El carácter del efecto que producen también cambia con las circunstancias. Así, en un ambiente frío una sensación de calor podrá percibirse como agradable, mientras que será desagradable en un ambiente seco y muy caluroso. Estas sensaciones conforman nuestra experiencia sensitiva, y muy pocas veces son puras, hasta el punto que la llamada latencia o umbral sensitivo varia continuamente con las circunstancias personales, circunstancias ambientales y de individuo a individuo. Así el color, el tacto, el olfato, etc. se mezclan en la experiencia creando un agregado que da una síntesis sensitiva. Algo azul y pulido, si al tiempo es frío conforma una experiencia vinculada al invierno por nuestra memoria; a esta experiencia compleja le damos nombre posteriormente, la clasificamos y utilizamos de referencia.
Es importante indicar el proceso de desagregación de nuestras sensaciones. Cojamos, por ejemplo, un objeto visual. Nuestro ojo, cual cámara fotográfica, lo desdobla: los fotones reflejados en el objeto por la luz del sol estimulan millones de células en nuestra retina, provocando cambios eléctricos que son transmitidos a través del nervio óptico, que en su camino hacia el cerebro combina la estimulación de una retina y otra, dando sensación tridimensional. Lo que llega al cerebro occipital no es el objeto visual, sino “cuantos de información” microelectrica (cambios de potencial electrico de la membrana del canal nervioso, creados por la transmisión de un estimulo en el receptor original. Estos cuantos de información son “interpretados” en nuestra corteza cerebral. Es necesario indicar que los estímulos varían para cada circunstancia y para cada experiencia. El proceso de “ver” es un proceso complejo, resultado de la actuación coordinada de varios órganos y vehículos orgánicos, a través de un proceso funcional de integración que es filtrado continuamente según su carga perceptiva y emocional, asi como su comparación con objetos visuales anteriores. Aquí se hace evidente el dicho “ nada es verdad o es mentira, solo es del color del cristal con que se mira”.
Esto podría repetirse para las demás sensaciones (olfato, tacto, etc.). La experiencia de una sensación es única. El proceso de realizar comparación entre las sensaciones y con la memoria anterior es lo que llamamos percepción. Este skhanda (sañña) se produce en nuestro área cortical primaria, que identifica y da nombre, y en nuestra área cortical de correlación (en el caso de la vista en la corteza para-occipital). Sabemos que si alguien tiene dañada esta área “de comparación” puede ver la imagen, pero no puede identificarla. El proceso de identificar la sensación y darle nombre (llamar al árbol, árbol y al perro, perro) está relacionado con la memoria y está cargado emocionalmente. La relación interpretativa y emocional recibe impulsos y circuitos de comparación con los circuitos subcorticales y con el sistema límbico, donde reside la memoria perceptiva o emocional. Si no tenemos experiencia previa de la sensación determinada, la percibimos de forma pura y “sentimos” su efecto agradable o desagradable como una experiencia primigenia; pero si establecemos el proceso de comparación y recuerdo, “filtraremos” la experiencia “viéndola” en función de nuestras experiencias previas, traumáticas o no. Así una visión oscura que huele a moho podrá tener un efecto terrorífico en nosotros, con reacciones vegetativas incluso (taquicardia, sudoración) si al nombrarlo como “sótano cerrado” lo relacionamos con una experiencia muy desagradable previa. Igualmente un olor puede desencadenar en nosotros experiencias complejas agradables o desagradables, desde el éxtasis a la nausea y el vómito.
Esta forma de nombrar, crear conceptos concretos y ligarles a emociones, es el proceso de experiencia, que forma parte de nuestros impulsos hacia la supervivencia y el aprendizaje. Estos procesos no solo son externos sino también internos. Un aumento del movimiento gástrico y de la secreción se produce periódicamente en nosotros, acompañado de una bajada de la glucosa en sangre. Todo ello es interpretado en una determinada área de nuestra corteza temporal como “hambre”, y nos impulsa a la acción (comer). La carga emocional que esta experiencia tiene en nosotros, varia de unos individuos a otros.
Es importante señalar que el proceso de acumulación de experiencias, de comparación permanente y de identificación y calificación, es un poderoso mecanismo de filtro, que tiende a la consolidación de esta calificación, dando paso al siguiente skhanda: el de las formaciones mentales. Las formaciones mentales es el proceso simple y/o complejo, por asociación, comparación y discriminación, de formación de ideas y de estados emocionales. Este proceso es la elaboración de la abstracción, de ideas abstractas sobre la acumulación de experiencias concretas, y de emociones complejas resultado de impulsos emocionales sensoriales, que pueden alejarse mas o menos de la sensación original. Es el resultado del proceso de acumulación y agregación de sensaciones desde diferentes órganos sensitivos, y de la “comprensión” de la experiencia resultante.
La formación de una idea: “estoy en peligro”, dando lugar al desarrollo de un estado de alarma (sensación de pánico, descarga adrenérgica, estimulo de la vascularización muscular, etc., puede ser el resultado de varias experiencias sensoriales registradas como dañinas, e interpretadas como de frecuencia posible en este momento, sea esto real o no, tenga o no que ver con el hecho concreto. Tiene que ver con nuestra interpretación.
Las formaciones mentales (samkhara) son la consolidación de estados anímicos, de conceptos abstractos (belleza, fealdad, excelencia, etc.) que dan lugar a interpretaciones del mundo y a la consolidación de creencias y estados emocionales (tristeza, euforia, miedo, etc.). Es el estadio final de interpretación, resultado elaborado de nuestra mente consciente, que realiza una interpretación sintetizada de la experiencia. Es el producto final de nuestro pensar, que nos da una identificación en el mundo, una personalidad.
El ultimo skhanda, la conciencia (viññana) es el proceso de identificación que conforma la persona. Es la respuesta a “quién o qué o cómo soy” (inteligente, analítico, alto, simple, viejo, tímido, extrovertido, etc.) que consolida nuestro apego a nuestra experiencia sensorial y perceptiva, es una congelación de la identificación necesaria para conformar una identidad y una solidez a nuestra convicción egoica. Es el tipo de conciencia que tenemos. la conciencia no necesariamente ha de ser consolidada o congelada, posesiva e identificativa. La conciencia es la manifestación sintética de nosotros en este momento. Si no hay apego, esta manifestación se transforma de momento a momento, fluye y pierde identidad. En este último skhanda realizamos una unificación de nuestra experiencia que puede estar dirigida hacia la dogmatización: decimos “yo soy…”, tu eres…”, “la gente es…” como resultado de la discriminación de esta agregación de experiencias y de consolidación de los skhandas en una identidad, o puede estar dirigida a la sabiduría, resultado de comprender profundamente la manifestación y sus interrelaciones ahora, pero fluyendo hacia otras circunstancias y “tomas de conciencia” en el momento siguiente
El proceso de identificación general que significa el apego a la conciencia es la consolidación del yo, como una unidad de cualidad definida y dotada de una visión y juicio del mundo y de los demás seres. Incluye un conjunto de cargas emocionales y de ideas, convicciones y valores, que en el proceso de solidificación vienen a convertirse en apegos, en lugares propios, rutinas o “pertenencias” que nos definen y determinan.
De acuerdo con el sutra Khandha, el proceso de formación de apegos, de consolidación, identificación y determinación de los agregados es el resultado de quedar “agarrado” (incluido en la codicia, aversión o dogmatización) en relación con uno o mas agregados, que implica considerar una experiencia específica de estructura, sensación o percepción como algo seguro y estable, algo fijo e independiente, y ademas realizar un proceso mental de “fijación”, de darle nombre y existencia virtual absoluta.
Lo importante a advertir es la diferenciación entre los agregados y los procesos de apego que los acompañan. El proceso de sensación/percepción, no tiene que ver con la forma en como recibimos la experiencia. La emoción que surge no tiene porque consolidarse en un estado emocional fijo o permanente. La actitud personal, de conciencia, no tiene porque fijarse o quedarse fija y determinada. Cada proceso de experiencia en si mismo no está calificado, y si no fuera por el filtro al que sometemos a la misma, cada experiencia sería única, por mucho que fuera comparada y vista en relación con experiencias anteriores. El hecho principal que nos ciega, que nos impide abrirnos a la experiencia tal y como se manifiesta, es la consolidación de nuestra discriminación e identificación, de tal forma que si nuestra personalidad se califica y consolida como “triste”, veremos siempre el vaso medio vacío aunque este también medio lleno.
Es posible el crecimiento personal con un uso “liberado”de los agregados. Las sensaciones se convierten desde una perspectiva despierta en experiencias frescas, vivas, que aunque puedan compararse y relacionarse con nuestra experiencia previa, no cierran la puerta al fluir cambiante de la propia experiencia, descubriendo siempre algo nuevo, la singularidad del momento presente, vivido con sabiduría y apertura. El proceso de percepción, de “poner nombre” a la experiencia se autolimita, puede entenderse el que y el porqué como procesos nuevos, en el que se aprende a percibir las relaciones entre los sucesos y los seres, pero no como hechos que han de ser obligatoriamente así, sino que se aprende sabiamente a la dialéctica cambiante y renovada que supone cada nueva percepción. Por eso la carga emocional que supone cada nueva experiencia es también un flujo continuo de reacciones positivas o negativas, que hacemos morir ante una nueva experiencia. O mejor dicho, que con el uso de la atención viva no permitimos que predeterminen ni prejuicien todo nuevo suceso.
Nuestro estado emocional, nuestra creación de ideas o conceptos, surge así de un pozo de sabiduría radical asentada en el presente. Ahora podemos estar radicalmente tristes ante un acontecimiento y ahora radicalmente alegres ante otro. En este sentido nos parecemos a los niños inocentes, que viven con frescura y radicalidad cada experiencia, pero no nos confundamos. Nos ilustra una profunda sabiduría que aparece como fuente de profundización y transcendencia, pero que no nubla nuestra preparación para vivir. Somos adultos con espíritu abierto, despierto y transcendente, preparados para el cambio y para lo nuevo.
Nuestra conciencia liberada de apegos, la personalidad que adquirimos, es consecuencia de este uso de los agregados en una conciencia sin identidad, sin estados terminados, ni actitudes firmes, con una reducción completa de rutinas y hábitos consolidados, o con liberación de nuestros propios hábitos que pueden desaparecer o aparecer según las circunstancias. Es una conciencia abierta y tolerante, humilde y amante, que no se reivindica a si misma, sino que es cambiante según los acontecimientos. Se convierte en conciencia universal, con ausencia de ego, y superación de todo dogma o idea cerrada. Así es una conciencia liberada, que goza con cada acontecimiento, y que esta abierta para sentir y percibir.
La esencia principal de los agregados es su carácter abierto, la no constitución en una unidad cerrada, su adaptación a cada momento, a cada circunstancia, y por tanto su función de sistema dialéctico de experiencia, que no provoca identidades ni personalidades acotadas y firmes, que no da seguridad ni congela el crecimiento. Por ello no existe ninguna base definitiva en la que asentarse, ningún yo que sea el resultado de su uso. Un uso de la mente-corazón de esta forma es un ejercicio de desaparición del yo y de preeminencia de la manifestación nueva singular de cada acontecimiento.
El uso de la plena atención en nuestro proceso de experiencia nos permite ver la contingencia de cada momento, nos permite observar como sentimos y percibimos, de forma que sentimos la impermanencia de cada circunstancia, y como consecuencia nos previene de la consolidación y la identificación con las formas de calificar la experiencia. Este es el proceso del desapego. No se trata de no sentir. No se trata de no percibir, no se trata de no analizar sabiamente nuestra experiencia a la luz de nuestra memoria y de otras experiencias. Se trata de no cerrar el espacio al “dar nombre” y discriminar, al cargar emocionalmente la experiencia a priori, sino de dejarnos espacio para la singularidad de cada momento, y por tanto para la captación directa de la realidad.
Cuando trabajamos de esta manera es cuando nos damos cuenta del uso dinámico de los skhandas, de su carácter cambiante y agregado, a partir del cual los procesos de identificación y de fijación de la persona se difuminan, y con ello la caracterización del yo y el yo mismo. El aparato de experimentar, de vivir, no es en si mismo un aparato, una unidad de sensación-percepción cerrada en si misma, sino sistemas abiertos en relación dinámica y cambiante, que se desenvuelven con la realidad, y con el proceso de acumulación de experiencia; es un conjunto de partes y de sistemas funcionales, impermanentes y cambiables, que en si mismo no identifican ninguna unidad separada, que no dan lugar a un acumulo de experiencias que marca una idea o una creencia absoluta, y que en su propia observación desenmascaran cualquier intento de cerrar una interpretación particular. Es solo nuestra compulsión por crear un espacio individual, definido de una vez por todas, lo que crea esta identidad, que busca ser fijada, y que inventa un yo como ente separado. a la falacia de este yo hemos de despertarnos. el uso diferente de los agregados es la practica ordinaria necesaria.
muchas gracias!, me aclara algunas cosas, lo volveré a revisar..
Excelente trabajo.
En lo personal, me a ayudado a una mejor comprensión de los textos budistas (sutras),que en ocasiones son algo
abstractos. Ya que no cuento con la asesoria de un maestro.
gracias ¡ Seguiré en contacto.
gracias mu.chas gracias. Me aclaró muchas dudas.estoy estudiando el Sutra de la Escencia de Prajñaparamta.y lo que expons es de mucha ayuda. amituofo!!!!
Esta lectura me da la impresión de verme a cada momento, sin reparar en el anterior. Es decir, ahora mi cuerpo que está sentado y tiene calor por el mucho abrigo debido al resfrío que tengo y que me hace sentir constipada, escribe unas palabras en la laptop y siento que mi mente aclara ideas que aparecieron con la lectura y se concretan mientras escribo. Deduzco también que todo esto habla de lo transitorio, del cuerpo y su forma transitoria. Realmente tengo que leer más veces para poder ir obteniendo más beneficio de esta publicación. Gracias por darme en qué pensar en mi camino a la salvación.
Muchas gracias por esta luz
Qué exposición más completa, cuidada y precisa. ¡Mil gracias!
Excelente, desde hace más de 25 años soy budista y nunca había encontrado una explicación tan acertada. Gracias.