Subida al Monte Carmelo – Juan de la Cruz

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡ oh dichosa ventura !,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada ;

a escuras y segura
por la secreta escala, disfrazada,
¡ oh dichosa ventura !,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada ;

en la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

  ¡ Oh noche que guiaste !,
¡ oh noche amable más que la alborada !
¡ oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada !

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire del almena
cuando yo sus cabellos esparcía,
son su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía

Quedéme y olvidéme,
el rostro récliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado

Esta entrada fue publicada en Místicos cristianos, Portada. Guarda el enlace permanente.

1 respuesta a Subida al Monte Carmelo – Juan de la Cruz

  1. Unai dijo:

    Es verdad y está vivo, 

    yo lo veo y lo oigo en los niños 

    pero hacedme caso, 

    Es verdad y está vivo 

Responder a Unai Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *