– ¿Zazen? – ¡Diario!

La actividad de Zazen online diario de Espíritu y Zen se ofrece como apoyo e incentivo a la práctica diaria del Zazen en casa

Dentro de la asociación Espíritu y Zen me encargo de la coordinación de la actividad de Zazen diario online. El propósito de este breve artículo es animaros a uniros a la práctica comunitaria que realizamos cada día, utilizando la plataforma Zoom, por la mañana a las siete y por la noche a las nueve, de lunes a viernes.

En primer lugar os quiero describir cómo es una sesión de Zazen online, que no difiere de las otras sentadas que practicamos en grupo o en los retiros en Espíritu y Zen más que, en lugar de estar todas las personas juntas en una sala o zendo, estamos cada una en lugares diferentes.

Una persona,  de entre las que se han ofrecido voluntariamente para coordinar una (o más) sentadas, se encarga de abrir la sesión en Zoom y luego golpea los takus al inicio y al final de la sesión, da los toques de cuenco que anuncian el inicio y el final del Zazen y, finalmente, recita una breve frase inspiradora recogida de diferentes tradiciones de sabiduría.

Las demás personas presentes en la sentada estamos conectados con el micrófono silenciado y mantenemos la mirada baja, por lo que disfrutamos de la compañía de otras personas que practican sin establecer contacto visual durante la sentada. Por lo tanto, no estamos mirando la pantalla, como si fuera una charla online, sino que la conexión solo manifiesta la actividad en la que estamos participando. Al finalizar el Zazen, escuchamos la recitación y nos saludamos en silencio para despedirnos. Algo similar a lo que ocurre en los Zazenkai online durante las sentadas y la charla.

Durante la pandemia, este tipo de actividades online favoreció que personas de diferentes lugares, aisladas en sus casas, pudieran participar en sesiones de meditación conjunta, pues no había otra forma de hacerlas. La experiencia fue satisfactoria para vencer el aislamiento y no sentirse solo o sola en la meditación, y por eso son actividades que se han seguido haciendo cuando ya la pandemia ha dejado de ser un obstáculo, para apoyarnos y mantener el contacto entre las personas que deseamos hacer Zazen pero no hay un grupo en nuestra localidad para practicar la meditación en silencio o los días que no tenemos encuentro con nuestro  grupo semanal.

La meditación se puede practicar en solitario, de manera individual, pero todas aquellas personas que lo estáis haciendo sabéis, por experiencia, que requiere una gran determinación y voluntad. Practicando en grupo, con la empatia que se crea, sentimos la energía y la concentración de las demás personas, su presencia, y esto nos transmite una mayor motivación. Además, no solo recibimos apoyo y energía sino que también ofrecemos nuestro apoyo y energía a las demás personas. Sentarse con un grupo de personas es sentirse unida/o al grupo, como si estuviéramos todas en el mismo lugar. Es hacer comunidad.

En su artículo Zen y vida cotidiana, que os invito a leer por su gran interés (http://espirituyzen.org/?p=5885), Pedro San José escribe esta propuesta, entre otras, en el apartado Cómo practicar:

“Haré silencio cada día, varias veces al día si puedo, a través de la practica del Zazen diario, de forma que se convierta en forma de vivir, en momento de refugio en quien realmente soy. Poco a poco este silenciamiento profundizará otros aspectos de mi vida, liberándome de ataduras, interrogándome por la existencia, sin necesitar añadir formulas mentales a mis preguntas.”

Mientras escribo este texto no dejo de pensar en todas aquellas personas que, por motivos personales, familiares o laborales, no pueden compartir las sentadas online. Recordad, cuando vayáis a sentaros en Zazen, que varias personas de Espíritu y Zen se han reunido o se reunirán esa misma mañana o esa misma noche y visualizad que estáis unidos, unidas, a vuestra comunidad, que participáis en una de las sentada comunes.

Y también pienso en aquellas personas que, teniendo la posibilidad de hacerlo, no se unen a nosotras y nosotros, aun teniendo en cuenta que podemos participar parcialmente en la sentada, al hacerlo con el micrófono silenciado. A estas personas me dirijo ahora para preguntarles lo siguiente:

  • Si crees que la meditación, y en concreto la práctica de Zazen, puede ser beneficiosa para tu vida, ¿qué obstáculos te pones para no hacerlo?
  • Si ya practicas regularmente, ¿qué obstáculos te pones para no conectarte a alguna de las sesiones de Zazen?
  • Si ya te conectas con nosotras y nosotros, ¿qué obstáculos te pones para no ofrecerte como persona voluntaria para coordinar algunas de las sesiones?

Sean las que sean vuestras respuestas, nos unimos en el silencio de la sentada. Somos todos ola, diversas en forma y manifestación, pero somos realmente agua, la mar, el océano inmenso.

Un miembro de la Asociación Espíritu y Zen

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