¡Oh corazón mio…!

¡Oh, corazón mío! ¿A que ribera te diriges? No hay anti ti ningún viajero, ni camino alguno;

 

¿Donde se encuentra el movimiento, donde se encuentra el descanso en aquella ribera?

 

Allí no hay agua, ni barco, ni barquero;

Ni siquiera hay una cuerda para arrastrar el barco,

ni hombre alguno para tirar de ella.

 

No hay tierra, ni cielo, ni tiempo, ni nada;

allí no hay ribera ni hay vado.

 

No existe allí ni el cuerpo ni la mente; y,

¿cuál es ese lugar que puede calmar la sed del alma?

No lo encontrarás en ese vacío.

 

Se fuerte y entra dentro de tu propio cuerpo; pues allí tu pisada será firme. ¡Oh corazón mío! Considéralo bien y no vayas a ninguna parte.

 

Aparta de ti todas las imaginaciones y afiánzate en lo que eres


 

Kabir

Esta entrada fue publicada en Místicos sufíes. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *