¿Ser o no ser? o ¿Ser y no ser?

Pedro San José

Esta cuestion, basica, hamletiana, tiene hoy para mi un significado totalmente contrario a la que la magnifica obra de Shakespeare intenta sintetizar. Como Hamlet he recorrido mi vida ansioso por dar sentido a mi vida dudando al tiempo de mi mismo, he necesitado formar parte de algo que tenga significado, por introducir luz a la existencia e intentar explicar mi mundo. 

El signo de mis padres es que el contenido de mi vida respondiera a un proyecto que valga la pena y estuviera de acuerdo con la ley de Dios, y al tiempo fuera aceptado por el arquetipo social. Por ello durante largo tiempo en mi juventud y mi adultez primera busque pertenecer a lo que tenia significado en el mundo: una iglesia en la que destacar, un movimiento potítico o social desde el que proyectarme al mundo, una profesión en la que fuera reconocido y aceptado. 

Sin apenas darme cuenta, durante largos años vivi atrapado de lo que el Buda original llamaba los tres reinos: deseaba, ansiaba, tener una identidad, un rol social en el que vivir seguro; deseaba y practicaba manipular a personas, y domesticar la descripción de la realidad para sentirme creador. Durante largo tiempo fue educado y eduque a otros en la cultura maniquea, que me hacia definir con claridad lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto. No cabia ninguna duda que yo pertenecia al equipo de los buenos. Durante largo tiempo acepte sin ponerlo en duda el dogma religioso, y cuando éste no me daba todas las respuestas, acepte religiosamente el dogma político-social que estaba de moda. Habia sido educado para pertenecer, para ser y aparentar ser buena persona y tambien persona poderosa y capaz. Y me ejercitaba una y otra vez en ello, predicando la doctrina de turno, haciendo apostolado de las verdades eternas que me permitian construir ese alguien que deseaba ser. 

He de decir incluso que aun cuando me inclinaba humildemente, cuando parecia que mi generosidad y mi corazón se expresaban, estaba sirviendo los intereses de la figura, de la personalidad que habia definido como ideal, estaba atrapado por los monos de feria de mis personajes, que interpretaba tan bien. Mi vida ha sido durante largos años una obra de teatro inacabada con sus mil personajes. Incluso cuando me decia seguidor del Mesias y del Redentor, del arquetipo del superhombre, estaba viviendo la ansiedad de llegar, de poder ser , de poder hacer. Sin saber realmente quien era yo, estaba seguro, sin dudas, de quién era yo. 

Y por fin el Universo, el Designio, el Padre viviente, o el Misterio, palabras que expresan esta realidad que está aquí, se acordó de esta su existencia confundida, y me revolcó por el suelo, y entré en perdida, y rompí el molde que con tanto trabajo me había creido, y se hizo evidente que no pertenecia al equipo de los buenos, o incluso que este equipo no existía; y fuí denostado, perseguido, olvidado y puesto en cuestión. Y perdi el norte, y no supe si habia algun dogma al que agarrarme, y entre en crisis de identidad, y la oscuridad de la nube me penetró, y se quedó alli, y alli todavía sigue de alguna manera. 

Poco a poco, de forma confusa y oscura, a lo largo de los años, aprendi a ver mi realidad, y aceptarla como era, aprendí a querer mi existencia, y a no intentar buscar nada mas. Y a la vez, aunque esto aprendia, aprendía también a comprender que no habia nada fijo en este nuevo personaje. Aprendi que desaparecía en cuanto queria atraparlo, aprendí que no era en si mismo algo fijo en lo que sostenerme. Desde entonces no he logrado situar un alguien al que referirme sin reirme por la ocurrencia y sentir que está mirando al vacío

Entonces fue cuando ocurrió la experiencia de muerte. Un dia soñé, soñé que era un cadaver, y me preguntaba porque no me movia, y sentia que esto que yo era ya no lo era, y veía como metian este cuerpo a ser quemado en el incinerador, y veia como iba despareciendo entre volutas de humo y ya no quedaba en nada. Fue una experiencia determinante, pues aunque miraba y miraba, y no habia nada en lo que sostenerme, habia sin embargo desaparecido la angustía, y en gran medida, no del todo, el miedo.

Al poner en tela de jucio mi existencia y mi propia no existencia se ha producido un efecto liberador, del que no tuve conciencia en medio de mi confusión pero que hoy al mirar hacia atras, lo veo como el marco en el cual quiero vivir: la libertad de ser y de dejar de ser, la puesta en cuestión en cada momento de cualquier cosa que desee mantener segura, y la capacidad para poder acoger con los brazos abiertos la incertidumbre de vivir. 

Hoy vivo apasionado por lo que ocurre. Continuamente practico el arte de vivir, de vivir aqui, ahora, con todos sus dolores y sus alegrias, con cada momento como un momento bello, con cada momento como un momento de profundo compromiso, y me ejercito continuamente en soltar, en dejar de ser, como la gran libertad de la existencia. He de reconoceros que todavía demasiado a menudo, una y otra vez, vuelven los miedos y el deseo de agarrarme, viene el deseo de negar el dolor y de buscar la copia, cuando el original sigue aquí mismo

Hoy ya se que la pregunta no consiste en ¿ser o no ser?, pregunta que tanto tiempo me ha torturado, sino que la cuestión que ahora me apasiona es ser realmente y dejar de ser realmente, al mismo tiempo. 

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5 respuestas a ¿Ser o no ser? o ¿Ser y no ser?

  1. Rosa Mejías dijo:

    Es como si después de aprender a dibujar, la línea, base del dibujo, se transformara en una abstracción capaz de crear formas y dar un nuevo sentido, el verdadero sentido; sentir la certidumbre de lo efímero, y el gozo, por eso mismo, de lo presente.
    Pero qué vértigo da esa transformación constante de las cosas, de las personas, de nosotros mismos; no poder detenernos, no poder decir alguna vez "aquí me quedo" porque de todos modos algo en el interior nuestro nos va a mover queramos o no; es la incertidumbre de vivir. 
    En mi vida,  creo que casi siempre me dejo llevar por lo que siento (atenta a lo que es) de una forma muy libre sin tener miedo, y en muchos casos sin saber adónde me conduce, pues siento que "algo" me protege, me guía. Aunque tal vez sea una cuestión de autopercepción, pero ¿cómo diferenciaremos entre dejarnos llevar, como esa "libertad de la existencia" de la que hablas viviendo el momento, de ser arrastrados por no haber estado atentos, o no ser conscientes? ¿o no hay diferencia y todo forma parte de nuestra existencia?
    Gracias Pedro, por esta reflexión tan profunda e íntima que nos da luz a nuestras dudas, y en mi caso, también me abre nuevas preguntas.
    Un abrazo grande.

    • admin dijo:

      Soy consciente Rosa de que abro mas preguntas que doy respuestas. La única clave que deseo hacerte llegar que la libertad de vivir surge del profundo compromiso con la vida. La pasión de vivir el momento presente en profundidad ha de ser compatible y ademas impulsar el desaparecer cuando la labor haya sido hecha. 

      Un abrazo

      • Rosa Mejías dijo:

        Comprendo entonces,  que ese compromiso con la vida es lo que nos da libertad. Sí, tal vez sea cuando interiormente sentimos las cosas independientemente de todas las circunstancias (positivas o negativas); cuando nuestro amor es amor, y da igual si se comprende o no, eso es libertad porque no está mediatizado, ¿no?.  Pero "impulsar el desaparecer cuando la labor haya sido hecha", ahí me pierdo,  ¿cómo saber cuándo la labor ha sido hecha? y aún sabiéndolo, ¿desaparecer? no quedarnos en nuestro ego satisfecho, sino continuar, ¿no? Qué difícil…
        Muy agradecida.
         

        • admin dijo:

          Si. Rosa así es. A esto se llama amor desinteresado, que no es una pose sino un compromiso radical. Abandonar una vez la tarea esta hecha es alejarse de apegos, de identificaciones y vivir en ecuanimidad, mas alla de alabanzas o críticas. Entiende esto como un proceso, un camino. No somos angeles, aunque lo somos, y por eso hemos de ir con paciencia y mucho amor avanzando poco a poco en ese proceso. Un abrazo y gracias por tus comentarios

  2. maria teresa pavese dijo:

    Es la primera vez que llego a Ud. gracias a este texto.
    Me emocioné muchísimo. Y recorde una frase de Yogananda "Y un amor de otro mundo inundó mi corazón, y el miedo había desaparecido" Me impactó tanto , que la recuerdo de memoria.
    Cuándo el AMOR nos inunda,desaparecen los miedos.
    Los miedos que nos llevan a buscar afanosamente un lugar en la sociedad, prestigio, reconocimiento, pareja e hijos.
    Sin darnos cuenta , que ya todo está en nosotros, no es necesario recurrrir al afuera. Lamentablemente en algunos pocos instantes siento esto. , la mayor parte de mi vida sigo buscando afuera .
    Sé que es un camino largo y como Ud. lo expreso ,debo  hacerlo con mucha paciencia y amor.
    Namasté.
     
     

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