Mas sobre la práctica

Continúo con mis sentadas una hora cada mañana al iniciar el día… Algunos días he sentido la necesidad de sentarme a meditar en las noches, antes de irme a dormir.
Una hora seguida es mucho para el comienzo de la practica. Te recomiendo media hora. Si deseas hacer una hora, debes interrumpirla haciendo 10 minutos de kinnhin (meditación andando).

Me parece muy bien que medites un rato por la mañana y otro por la noche. Esto forma parte de nuestra tradición mas querida

En lo físico, tengo un mejor cojín que me ha ayudado a mejorar y mantener la posición erguida, pero no es el ideal, sigo buscándolo. Ya no tengo tantas molestias, los ojos me siguen ardiendo pero trato de que la atención no se quede en ellos, dejo que salgan lagrimas y no les presto mayor cuidado.
Si, las molestias físicas es la prima barrera. Recuerda que el cojín ha de ser compacto aunque no de la dureza de la madera. Los ojos no están plenamente abiertos sino entornados (al tener la figura erguida y la vista reposando en 45 grados). Has de contemplar todas las molestias físicas como fenómenos, no incorporando tu emoción a ellos. Como sabes, la mayor parte del dolor procede de la angustia de nuestra mente. Nuestro desapego empieza con el desapego del cuerpo

Silenciar la mente, que tarea tan difícil, en mis sentadas sigo en la tarea constante de traer de vuelta a cada instante, de contar y comenzar de nuevo, pero en dos ocasiones tuve pequeños momentos yo diría que fugaces de silencio pleno, un silencio que no conocía, maravilloso, pero cuando lo hice consciente salí de él, como cuando se está en un sueño y se despierta.
El parloteo continúa hay unos días más que otros, pero cada vez me fugo menos, lo identifico y comienzo a ser consciente nuevamente de la respiración.
Si. el silencio de la mente no significa no pensar nada, sino aceptar los pensamientos como una manifestación pero dejarlos ir sin irse con ellos. Para ello quedarse atada a la respiración, siguiendo con plena atención en la inspiración y en la espiración, impidiendo que nos separen de ella. una y otra vez, volviendo, volviendo continuamente. Esta es la esencia de la practica. De hecho no hay nada mas que hacer. Estar aquí, completamente presente, siguiendo la respiración, activando estar aqui, plenamente lucida, en presencia ,en aceptación.

Esos momentos de mas silencio, de samadhi o zanmai, no es la iluminación, es el estado de absorción de una práctica profunda. Conforme avances en la meditación se repetirán. De nuevo aceptalos, sin dar importancia, sin medir éxitos o fracasos, sin metas, sin objetivos.

Sigo trayendo recuerdos molestos del pasado, tengo una situación en particular que no me permite tranquilizar algunos episodios de mi vida; se que tengo que perdonar y dar amor incondicional, pero con esta persona en particular no lo logro, esto es algo que debo sanar para no sentir esta molestia que me ha perturbado por siempre. Tengo que aceptarlo, como dices, tengo que aceptarlo, cómo el cielo azul matizado por las nubes, como las pájaros del cielo…me repito esto constantemente.
Otros aspectos de mi pasado que han regresado, ya se han tranquilizado, ya los veo como algo que sucedió, parece a veces que fueran de otra vida. No me martirizan. (Esa es la lavadora de la que me hablas, supongo)

Cuando desconectamos el control de nuestro consciente (que reprime o tampona lo que no deseamos) aparece sorprendentemente aspectos que creiamos superados o borrados. No debemos entretenernos en ellos. aunque la meditación ayuda como autoterapia, no estamos en esto por ello. Acuérdate del verso de Juan de la Cruz: “ni cogeré las flores, ni temer a las fieras, sino que ire mas allende las fronteras”. Así que ante cualquier emoción, sentimiento o ideas que vuelven una y otra vez, agárrate una y otra vez a la respiración, inspiración, espiración, una y otra vez

Continúo tratando de estar lo mas atenta posible en mis actividades diarias; me sorprendo profundamente como me la paso juzgando y etiquetando a las personas y situaciones…me digo internamente con que derecho???
Si. Nuestra mente discriminativa se basa en el juicio y la election, no en la aceptación y el amor incondicional. Solo cuando el juicio de éxito o condena se apaga, podemos mirar a los seres con verdadera sabiduría y profunda comunión. el camino no es el que “todo es igual, todo me da lo mismo” sino el de mirar el mundo uy los seres en profundidad, actuar y comprometerse, pero no desde el juego de mis deseos y necesidades, sino desde el profundo palpitar del mundo, siendo todo y parte con el.

Esta entrada fue publicada en Preguntas frecuentes. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *