La plena atención. Los siete factores de la iluminación

El camino para la liberación del ser humano, para romper las condiciones del sufrimiento, es la práctica continua de la plena atención. Es necesario entender que la orientación de la enseñanza del Buda es profundamente pragmática, es dirigida a la acción; no intenta filosofar ni  definir la naturaleza de las cosas, sino que nos indica como hemos de proceder en nuestra forma de vivir, y en nuestra forma de ejercitar a través de la meditación.Por ello sorprende la concreción de sus orientaciones, como se indica en la Satipatana Sutta:

“Existe el caso de un monje – habiendo salido a campo abierto (pasando del hogar al sin hogar), bajo la sombra de un árbol, o en un edificio vacío, se sienta doblando sus piernas, y manteniendo su cuerpo erecto, estableciendo una viva y plena atención al frente. Siempre en plena atención, inspira; en plena consciencia, espira.

 Inspirando más profundo, sabe que esta inspirando más profundo; o espirando más largamente, es consciente que espira más largamente. O inspirando más corto, sabe que inspira más corto; o espirando más corto, es consciente que espira más corto. Se entrena a sí mismo a percibir la inspiración con todo el cuerpo, y a percibir la espiración con todo el cuerpo. Se entrena a sí mismo a inspirar calmando cualquier cosa que ocurra en el cuerpo, y a espirar calmando cualquier cosa que ocurra en el cuerpo. Igual que un artesano experto o su aprendiz, cuando hace un producto largo, es consciente de que hace un producto largo, y cuando hace un producto corto es consciente de que hace un producto corto; de igual manera el monje, cuando inspira largo…

 De esta manera permanece focalizado internamente en el cuerpo y externamente en el cuerpo, o ambos internamente y externamente. O permanece focalizado en los fenómenos que se originan en relación con el cuerpo, o en los fenómenos que desaparecen que han sido originados en relación con el cuerpo. O su plena atención de “hay un cuerpo” se mantiene en el conocimiento y la memoria. Y el se queda independiente, no sostenido, ni apegado a nada en el mundo. Así es como un monje permanece focalizado en el cuerpo y sus manifestaciones

 Y continua con las demás acciones del cuerpo, y luego sigue con los sentimientos, la mente y las cualidades mentales, estimulando al ejercicio como forma de liberarse del sufrimiento.

Esta Sutra concreta la esencia de su instrucción, e incluye las cuatro bases para la plena atención, y dentro de ellas los diferentes objetos mentales, completando el proceso con los siete factores que llevan a la iluminación. Tan esencial es esta instrucción que él mismo define:

Biccus (esto es, todos nosotros, practicantes), este es el único camino para la purificación de los seres, para la superación de la pena y el dolor, para la desaparición del sufrimiento, para alcanzar el camino recto, para la obtención del Nirvana, esto es, las cuatro bases de la Atención Plena

Con esta instrucción,  el Buda desarrolla un proceso que comienza con la plena atención en el cuerpo  (la respiración, el movimiento, los procesos fisiológicos, etc. como la primera base u objeto de la atención. Sigue con los sentimientos, después con la conciencia o con los conceptos, y termina con los objetos mentales, refiriéndose por estos, en primer lugar,  a los cinco obstáculos para la percepción (deseo, cólera, pereza, ansiedad y duda), luego los cinco agregados (las formas materiales, las sensaciones, las percepciones, los factores mentales y la conciencia), a continuación a las seis bases sensoriales internas y externas (el ojo y los objetos visuales, el oído y los sonidos, el olfato y los olores, la lengua y los sabores, el cuerpo y los objetos táctiles, la mente y los objetos mentales, los conceptos).

De esta forma establece sistemáticamente la práctica de la atención. También se refiere a que la práctica de la atención de pleno corazón en cualquiera de estos objetos, lleva al conjunto de ellos, indicando que cada puerta a la Atención Plena es una puerta al conjunto de la Atención. Y ¿cómo plantea la práctica?: indica que prestemos atención a cómo aparecen internamente (las sensaciones, las emociones, los pensamientos y juicios, etc.), cómo aparecen externamente, y cómo aparecen interna y externamente. También  concreta la atención en la contemplación de cómo aparecen los fenómenos, cómo desaparecen, y el proceso de cómo aparecen y desaparecen.

Este proceso es repetido en la Sutra hasta 13 veces, atendiendo a la estructura material, emocional, mental, etc. ¿Por qué es tan crucial el entrenamiento en la Atención Plena? La clave de nuestro sufrimiento, y de nuestra vida condicionada, es que nuestra percepción está mediatizada por nuestras emociones y percepciones anteriores. Cuando percibimos las cosas no somos una mera maquina de fotografiar, que recogemos la realidad tal como es y por tanto estamos en contacto directo con la vida, y con los procesos, inmersos en ellos tal y como se producen. Por el contrario, percibimos de forma condicionada, dando color a nuestra relación con el medio y con los otros, en función de nuestro estado de egocentrismo, deseo, angustia, miedo, odio, o decepción. También lo hacemos en función de nuestras experiencias anteriores. Decimos: “esto es igual a…” “esto ya lo he visto antes…””esto no vale la pena”, o “es lo que andaba buscando”, con lo que adoptamos una visión de túnel, proyectando sobre los objetos de nuestra percepción un color, unas cualidades condicionadas por nuestra subjetividad.

La frustración entre lo que esperamos y lo que obtenemos, entre la reacción que planificamos y la que realmente se produce, da lugar al sufrimiento y a la dependencia. El gran problema es que, aunque percibimos incorrectamente, dando lugar a multitud de emociones y formaciones mentales que condicionan nuestra forma de vivir, estamos convencidos, estamos seguros,  que nuestra forma de percibir es la correcta. Y esto nos atrapa en un círculo de identificación hacia nuestra forma de pensar y de sentir, aislándonos de la realidad y alimentando la falacia de nuestro ego.

El Buda habla de cuatro grandes alucinaciones de la percepción, que nos impiden ver correctamente. Nuestra práctica de la atención implica ser plenamente conscientes sobre cómo aparecen estas alucinaciones, cómo pueden corregirse y cómo pueden ser prevenidas. . Se llaman alucinaciones pues nos hacen ver lo que no existe dándolo como real. Estas son:

La primera es tomar lo que es inpermanente como si fuera permanente. Habitualmente, cuando meditamos y practicamos, creemos comprender bien la doctrina de la inpermanencia. Intelectualmente estamos dispuestos a aceptar que todo cambia, y a vivir desde el cambio, pero en nuestro proceso vital, en nuestra percepción y experiencia cotidiana, si somos honestos, nos descubrimos con harta frecuencia dando por seguro cosas, situaciones, personas y circunstancias que realmente y esencialmente no lo son. Todo pasa, todo cambia y pasa, y si viviéramos realmente desde esta comprensión, nuestra percepción y nuestra propia identificación cambiarían radicalmente. Por el contrario, realmente vivimos apegados a situaciones, roles, cosas o personas, en una forma a veces sutil, que condicionan básicamente nuestra existencia. A veces es debido a ciertas rutinas, a veces es debido a aspectos básicos a los que no queremos ni sabemos cómo renunciar. A veces nos condicionan nuestras emociones o nuestros estereotipos en la comprensión de la realidad. Los utilizamos como aparente apoyo o defensa para situarnos en el mundo, pero realmente nos aíslan, nos encierran en nuestra falacia, y nos alejan de las cosas y de la gente. Y desde esta celda interior percibimos.

La segunda alucinación es tomar como atractivo (atrayente) lo que no lo es. Esta alucinación hace referencia a nuestra fijación con la apariencia. Recorremos la vida intentando fijar el aspecto exterior de las cosas y de las situaciones. No solo utilizamos cosméticos para tapar las huellas del tiempo en nuestro cuerpo, sino que también utilizamos “cosméticos” intelectuales y emocionales para ocultar la realidad vivencial que tenemos. Vivimos frívolamente y en las apariencias, en la superficie de las cosas. Esta tendencia esta tan radicada en nosotros, que se convierte en parámetro de percepción. Lo que importa es lo que aparece no lo que es. Esta es la base de la sociedad de consumo. Cambiamos nuestra necesidad real por nuestro deseo aparente. Nos inventamos necesidades y realidades. El “glamour” de las situaciones es elevado a la cualidad de excelencia existencial, impidiéndonos ver lo que es real. Hay muchas cosas bellas en el mundo y otras que no lo son. La realidad en sí misma es imperfecta y está sometida al drama del cambio. El Buda no para de insistir que el primer paso para nuestra liberación es mirar de frente la realidad, Dukkha, pero nosotros vivimos basándonos en las apariencias. El ejercicio de la Plena atención nos ha de llevar a ver las cosas tal como son, como punto de partida para liberarnos de nuestra neurosis, que se define esencialmente como un escape de la realidad.

La tercera alucinación es tomar lo que es insatisfactorio y doloroso, por satisfactorio y fuente de felicidad. Esta es una llamada de atención sobre la falacia de nuestra vida, que persigue el quick-fix, las satisfacciones rápidas y momentáneas, como metas en la vida. Estas satisfacciones son realmente fuentes de dolor y de insatisfacción, ya sean drogas físicas o emocionales o intelectuales, ya sean metas revestidas de todo lo adorable que luego nos decepcionan, ya sea la búsqueda de momentos que creemos han de darnos plenitud, cuando son profunda y esencialmente insatisfactorios. ¿Quién no ha vivido esa sensación agridulce de una ocasión tan esperada y soñada, que cuando se vuelve realidad es profundamente insatisfactoria? ¿Quién no ha caído en la trampa de colocar sus expectativas en un objeto, una posesión, o una realidad que se persigue, que en el fondo no logra producirnos esa satisfacción esperada, sino que es la trampa de dependencia de nuestro ego (la sensación de algo que “tenemos” que tener, o que “tenemos” que hacer, que se convierte en una compulsión obsesiva, sin lo cual pensamos que no podemos ser felices)?  ¿Quién no ha vivido, por el contrario la sensación de liberación que se produce cuando logramos superar la dependencia de aquello que previamente consideramos satisfactorio y que descubrimos que no lo era? Entonces entendimos que la libertad era no depender.  Entonces entendimos que la clave de la vida es romper con el ritmo de nuestras expectativas y dependencias, y por tanto dudar de nuestra calificación de presuntamente satisfactorio, no colocando nuestro corazón en ninguna circunstancia o situación que nos haga apegarnos (lo cual no significa, ya lo he dicho en otras ocasiones, ser indiferentes a la vida. Es más bien comprometerse en profundidad, pero sin apegarse)

La cuarta alucinación, por último, es tomar lo que no somos por lo que somos (lo que no es ego, por lo creemos es ego, o creer que el ego es algo de lo que vemos, o pensamos, o sentimos). Nuestro proceso de identificación con nuestros sentimientos, con nuestros deseos, con nuestras sensaciones o con nuestros conceptos, es la causa principal que disturba nuestra percepción. Recordad lo dicho sobre Anatta. Estas cuatro alucinaciones actúan dinámicamente, a través de nuestros deseos, a través de nuestros apegos y a través de nuestras identificaciones. Lo que es clave en el mensaje del Buda es que esta forma de percibir y de relacionarnos, de sentir y de adquirir experiencias, y últimamente de identificarnos, puede ser cambiada. A través de la atención viva de cómo estas circunstancias aparecen y desaparecen es posible entrenarnos para percibir de forma diferente. Por eso El Buda adopta una instrucción sistemática, entrenándonos a sentir nuestra respiración, nuestros movimientos, cómo surgen nuestras sensaciones, como surgen nuestras percepciones y voliciones, llegando a decir que si tras un periodo largo de entrenamiento somos consistentes y consecuentes en esta atención, abrimos el camino para nuestra liberación. La clave es mirar las cosas tal como son, estando alertas sobre cuando surgen los condicionantes sobre los fenómenos, cuando aparecen y cuando desaparecen y el proceso mediante el cual aparecen y desaparecen, haciéndonos conscientes de la inpermanencia de todos los fenómenos, y por tanto abriéndonos a liberarnos de las identificaciones falaces. Este entrenamiento ha de llevarnos a ver la vida con ecuanimidad. La consecuencia es que empezamos a percibir a través de la sabiduría que adquirimos desde la comprensión que nos produce la atención plena, haciéndonos conscientes de nuestros hábitos mentales que generan dependencia

Los siete factores del despertar

Este es el proceso que lleva a nuestra liberación, que nos permitirá vivir despiertos. La puerta de entrada, el punto de partida de la práctica es el entrenamiento de la Plena atención. Esta práctica pone en marcha el proceso de liberación. Así pues el primer factor  del despertar es la ATENCIÓN PLENA.

Cada factor necesario para el proceso del Despertar es la base y el prerrequisito para la aparición del siguiente factor, por lo que el proceso es único y supone un entrenamiento continuo. La práctica de la atención plena es definida por el Buda, igual que el resto de los factores,  de la forma siguiente (Anapanasati Sutta): En cualquier ocasión, el practicante permanece focalizado en el cuerpo (emociones, percepciones…) dentro de si y como tal – ardiente, alerta y con plena conciencia – dejando de lado el deseo de posesión y la angustia en relación con las cosas mundanas; en tal ocasión su plena atención es estable y sin interrupción, por lo que la plena atención como factor para el despertar aparece. Es desarrollado, y en su desarrollo se manifiesta plenamente Con la plena atención presente, el practicante investiga y examina los fenómenos con sabiduría. Por lo que el factor de INVESTIGACIÓN aparece y se mantiene presente.

Desde la plena atención hace falta este paso crucial, la capacidad de discriminar con sabiduría sobre los fenómenos. Se trata en primer lugar de preguntarse qué esta pasando, para a continuación preguntarse porqué y cómo está pasando.

Goldstein, para resaltar el papel crucial del “sabio discernimiento”, cita la conversación entre el rey Melinda y el sabio Nagasena. El rey Melinda le pregunta: “¿Cuantos de estos factores son necesarios para la iluminación?” La respuesta de Nagasena no se hace esperar. “Solo uno es necesario. El factor de la discriminación (investigación) de los objetos mentales””si solo uno es necesario, ¿por qué la instrucción es sobre siete?, pregunta Melinda. “La investigación de los fenómenos es como una espada dentro de su vaina. Los otros seis factores sacan la espada para que ésta pueda cortar el nudo de la oscuridad” concluye Nagasena.

La sabiduría a la que se hace referencia es la capacidad de percibir las reales características de la existencia. Esta característica esencial es la impermanencia de todos los fenómenos. El Buda continua diciendo que aquel que percibe la impermanencia, percibe con firmeza la realidad del no-ego (Anatta). Para ello es crucial observar con atención y discernir la naturaleza de nuestras motivaciones, momento a momento. Distinguiendo nuestras motivaciones y las razones de nuestras dependencias, somos mas y mas capaces de comprender las razones de otros, y por tanto cambia la forma como nos relacionamos. Lo hacemos desde la verdadera sabiduría.

Esta investigación se extiende a comprender el funcionamiento material, la naturaleza y los condicionantes de nuestras sensaciones, las razones de nuestras dependencias emocionales, de nuestros apegos, la forma como aparecen nuestras intenciones, la causa de nuestras acciones, y los procesos de formación de nuestra conciencia. Así somos capaces de entender la razón de nuestra identificación, y el contenido de nuestras identificaciones, y por tanto la propia estructura sobre la que construimos nuestra personalidad. Esta investigación nos permite corregir e iluminar los procesos de percepción y de opciones vitales que realizamos, convirtiendo factores de dependencia en factores de iluminación. Una orientación colérica podrá ser transformada en una mente disciplinada y orientada hacia la acción reflexiva. Una orientación cínica o negativista puede transformarse en una personalidad con una profunda y sabia ecuanimidad. Una tendencia ansiosa o de angustia puede transformarse en discriminación desde un espíritu curioso y abierto. Un conflicto a causa del miedo, puede convertirse en sabiduría reflexiva, y así sucesivamente.

Una vez que la Investigación de los fenómenos desde la sabiduría iluminada ha sido plenamente establecida, se crea la base para la aparición de la ENERGIA PLENA, como factor para el despertar. Esta energía, esta decisión, resultado de ver con claridad, y discriminar con sabiduría, es la raíz que nos permite de forma inagotable avanzar en el conocimiento y en la vivencia plena de los acontecimientos, momento a momento. Está en oposición directa a la PEREZA, que es citada como uno de los cinco obstáculos para la liberación. Esta energía inagotable ha de ser también atendida con cuidado, con sabiduría, pues puede conducir a la actividad no sustentada y por tanto a la frustración. Bien orientada, lleva a la aparición y crecimiento continuo de una fuente continua de alegría y curiosidad gozosa. La fortaleza, el vigor necesario para la práctica, aparece aquí como el instrumento necesario para avanzar. Una faceta de la misma es la perseverancia, la persistencia en la práctica, tantas veces ausente, y cuya ausencia es la causa del abandono del camino de transformación de tantos practicantes, y la disciplina que la práctica requiere. Estos son formas de comprender esta energía plena.

La energía y perseverancia con la que realizamos la práctica da lugar al INTERÉS GOZOSO (GOZO LUCIDO), que aparece como el siguiente factor de iluminación. Se trata de la alegría de corazón que surge de una mente entrenada y enérgica, que discrimina sabiamente en plena atención. Surge una fuente de satisfacción, de felicidad serena, de gozo abierto a la curiosidad por la vida, vinculado a aquello que era definido como indiferencia apasionada. Es citado como factor de iluminación porque tiene la función de refrescar, de hacer genuino y nuevo nuestro proceso de conocimiento y de transformación.

Este interés gozoso se realiza desde la paz de intenciones, y por tanto ha de dar lugar a la SERENIDAD O TRANQUILIDAD DE CORAZON, como quinto factor de iluminación. Un corazón en paz es signo de aquel que ha encontrado el camino de la realización. Una vez que nuestras opciones han sido hechas, dejamos descansar todo lo demás. Nuestro corazón descansa y cada día tiene su propio esfuerzo, su propio afán, y cada día es un día bueno. Solo a través de la paz,  de la calma profunda de nuestra acción, se avanza realmente. Es como decir:  no hago nada y al tiempo todo queda hecho. En este estadio dejamos de angustiarnos, de pensar que está en nuestras dudosas manos conseguir algo o no. Descansamos en la discriminación  sabia de las cosas y tomamos la decisión de una acción incesante que surge de un lago en calma. Es como la fuerza de la marea o del mar. Sabemos que somos y desde ahí actuamos.

Esta calma de espíritu permite la CONCENTRACIÓN necesaria en nuestra práctica. Solo desde una mente en calma es posible focalizar nuestra intención, adquirir la forma de vivir y de ser que queda focalizada en el aquí y ahora, en la sucesión continua de acontecimientos. El practicante contempla su mente y lo que acontece de forma concentrada y serena. Y asi surge el sexto factor para el Despertar. Por ello es capaz de vivir concentrado, con sabia y atenta discriminación, ejercida con energía incesante desde un corazón en calma, por lo que adquiere una posición ecuánime en el análisis de los fenómenos.

Así la ECUANIMIDAD aparece como el octavo factor para el despertar, también llamada neutralidad de la mente. Supone el balance de la mente, y elimina los excesos y defectos de nuestro vivir. Vivir ecuánimemente es en realidad vivir desde Anatta, esto es desde el no-ego, ya que es vivir los fenómenos desde dentro y desde fuera tal como son, y por tanto desde dentro y desde fuera al mismo tiempo, entendiendo como surgen, como desaparecen, y el proceso mediante el que surgen y desaparecen, sin que exista un asomo de apego, desde una mente liberada, que permite vivir en plenitud. ECUANIMIDAD supone mantener el balance, el equilibrio personal y la serenidad en medio de los cambios continuos de la vida. De esta forma nos relacionamos con todas las cosas desde el cambio, y su imparable aparición y desaparición; no nos atamos al fruto de nuestras acciones, sino que nos centramos en la correcta motivación, permaneciendo igualmente serenos ante la ganancia y la perdida, el éxito o el fracaso, la fama o el rechazo social, la alabanza o la crítica. ECUANIMIDAD es la imparcialidad y la aceptación igual del trato de todos los seres vivientes, manteniéndonos libres de toda discriminación. ECUANIMIDAD como práctica meditativa nos conduce al fondo de la calidad de nuestra contemplación, reconociendo el carácter sereno y calmo de nuestra experiencia interior, de forma que no establecemos preferencias, no escogemos, no atrapamos, no perseguimos metas ni establecemos un discurso de preferencias o de opciones. En este espacio sereno del que habla el Shin Jin Mei, El camino de la liberación se abre. Desde ahí percibimos con claridad la inpermanencia de todos los fenómenos. ECUANIMIDAD supone reconocer el carácter innato de plenitud y equilibrio de nuestra existencia, que no es afectado por dependencias y apegos, y que permite el surgimiento de una profunda y completa Gran Compasión hacia todo lo que existe. Es lo que el Buda llama alcanzar el Nirvana.

 [1] Seguimos para esta instrucción las charlas sobre la Satipatana Sutta, realizadas por Joseph Goldstein en el Forest Refuge de la Insight Meditation Society

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3 respuestas a La plena atención. Los siete factores de la iluminación

  1. JOSE ELISEO ZAMORA TOLEDO dijo:

    La atención es importante para centrar o sintonizar a voluntad aquello que realmente nos es necesario. Es la capacidad del SER de SER lo que quiere SER. La atención como las ondas de radio tiene diferentes frecuencias que va de la más superficial o burda a la más profunda o refinada, Es esencial la ATENCION PROFUNDA para alcanzar los niveles más altos de contactos con LA REAL REALIDAD. Un ser humano que logra SER lo que escoge SER es alguien que puede fijar su intonizador interno (ATENCION) en aquello que le es de mayor provecho , bueno, digno de alabanza, de buena reputación, etc. si la ATENCIÓN se logra fijar mediante la INTENIÓN llega a ser más poderosa en lograr lo buscado.

  2. Paz dijo:

    Sobre lo que se dice de “la investigación”.
    Me pregunto cómo hacer esta investigación porque no debe ser nada fácil investigar sobre uno mismo, y puede uno también equivocarse sobre las causas de las emociones o lo que le ocurre…
    ¿Cómo se hace la investigación?
    Gracias
    Paz

  3. admin dijo:

    Tu pregunta: ¿Cómo se hace la investigación?
    Mi respuesta: NO LO SÉ

    COMENTARIO
    Aquí debiera terminar mi intervención pero añadiré algo mas.

    Quizás lo primero que pienses es que Pedro no sabe qué responder y está siendo honesto. Lo agradeces pero te quedas con la pregunta sin responder. En ese caso yo te diría: has salido a la fuente por agua, y nada mas pasar por la puerta de tu casa lo has roto.

    Quizás pienses que mi respuesta es la forma de abrir la incertidumbre, que investigar es estar abiertos no cerrados a preguntas, y que por tanto decir “no lo sé” es el primer paso para abrirse a caminos nuevos. En este caso yo diría: ha sido un largo camino buscando, pero a pesar de tu esfuerzo con el cántaro intacto no has encontrado todavía la fuente.

    Quizás por último pienses: Un momento, Pedro está refiriéndose a otra cosa. En ese NO-LO-SÉ se encuentra todo. Se expresa ESTO. Quizás deba masticar el NO-LO-SÉ dejándome de tanto concepto que me impide ver, de forma que pueda atravesar por fin la barrera que me ata a mi mente. Entonces yo te diría: has avistado la fuente y has bebido un poco de agua del riachuelo, pero todavía no has llegado.

    La primera fase de proceso espiritual, Paz, es acallar el ego, mediante la meditación en quietud, y la focalización, de forma que el momento presente alcance importancia. Pero uno no debe quedarse ahí. Debe abrirse a lo incierto, a lo nuevo, debe poder MIRAR, realmente MIRAR, y para hacerlo es necesario adentrarse en lo desconocido, meditar con una actitud abierta, vivir con los ojos bien abiertos en nuestra vida cotidiana, intentando entender lo que pasa. Pero no se trata de una investigación psicológica sobre nosotros mismos, ni tampoco en un discernimiento racional sobre nuestras emociones y potencias. Es simplemente permanecer en la oscuridad (LA NUBE DEL OLVIDO) pero con actitud abierta, con el coraje de interrogarse siempre a pesar del riesgo. Los monjes de la tradición Son (el Zen coreano) practican esto utilizando en la práctica sentada el koan ¿QUÉ-ES-ESTO?, repitiéndolo una y otra vez en cada respiración, durante meses o años. En una ocasión practiqué durante ocho días así, y entendí que la pregunta no debe ser respondida con la mente, sino respirada con todo el ser. así se abre uno a la facultad de la investigación.

    Un abrazo

    Pedro

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