Passadhi

“Para quien vive con alegría de corazón, el cuerpo crece en serenidad, y la mente crece en serenidad. Cuando el cuerpo y la mente de un monje que vive en alegría de corazón crece en clama, entonces la serenidad como un factor del despertar aparece. Desarrollando esta, la lleva a su plenitud”

Sutra Anapanasati

"Aquí, estando el factor de iluminación de tranquilidad en él, un Bhikkhu entiende: 'Está el factor de iluminación de tranquilidad en mí'; o no estando el factor de iluminación de tranquilidad en él, entiende: 'No hay factor de iluminación de tranquilidad en mí'; y también entiende cómo llega a surgir el factor de iluminación de tranquilidad no surgido aún; y cómo el factor de iluminación de tranquilidad que surge lleva a su plenitud mediante su desarrollo." 

Sutra Satipatana

Passaddhi es el estado de calma que se adquiere cuando una práctica consistente de atención sabía permite una vida lucida y vibrante, lo que lleva al practicante a la alegría gozosa de saberse uno con todo, lo que le hace morar en paz. Cuando Jesús decía: “mi Paz os dejo, mi Paz os doy” se refería a este proceso que el vivía. Es la calma, la serenidad del que hace todo como si no hiciera nada, que vive en la certidumbre del momento presente, que se siente en casa, que no persigue nada, ni busca conseguir nada, pero que todo le es propio. Forma parte de la evolución global y danza en calma con ella. Esta serenidad es la que se expresa en el dicho:

“estoy sentado a la puerta de mi cabaña… y todo está bien”

Desde la serenidad podemos retroalimentar la atención. Esta calma se mantiene como “mar de fondo” incluso en medio de la adversidad. Nos permite mirar las cosas tal como son con mayor intensidad, ya que la calma, la tranquilidad de corazón, la serenidad , implica el no apego, implica la libertad en el vivir, implica la liberación del cuerpo y de la mente. Por ello el proceso de desarrollo de la serenidad en nosotros, de acuerdo al Sutra Anapanasati, es el proceso de desarrollo del conjunto del proceso: mayor atención y lucidez, mayor sabiduría resultado del esfuerzo de investigación, vida activa llena de energía y de alegría del corazón, que lleva a sentirnos mas y mas en casa, en lo toca en este momento, dejando estar todas las cosas.

Passaddhi es un proceso dinámico, no estático. He indicado que su desarrollo, de acuerdo al Buda, se realiza a través de la práctica de la atención sabia, lo que incluye el factor de a INVESTIGACIÓN,  del examen y análisis de lo que ocurre. Este factor incluye la duda, el cuestionamiento, la crítica, la recalificación. Y esto pone en movimiento todo nuestro proceso vital, por lo que Passaddhi es el resultado de un proceso vibrante de cambio dentro y fuera de nosotros, como si estuviéramos en el “ojo del huracán” en el que todo está en calma, mientras alrededor todo se mueve, y en realidad el ojo también se mueve.

Cuando experimentamos la calma que aparece después del éxtasis, la primera sensación o convicción es de que por fin hemos llegado, que no necesitamos ir detrás de nada mas, que nuestro camino por fin ha acabado, y que podemos perdernos en nuestro mar de serenidad, en nuestro lago interior. Si seguimos este impulso podemos convertir este factor en una droga del espíritu, perdiéndonos en un falso nirvana, pues la calma ha de llevarnos a vibrar en la acción en el momento presente, aun manteniendo la paz dentro de nosotros. Por ello el Buda utiliza los mismos términos de atención con este factor, examinando si está presente o no y porque si o porque no.

La calma se expresa en el cuerpo y la mente. El proceso de examen sobre la misma ha de recorrer también las cuatro fundaciones de la atención, el cuerpo y sus formaciones, las emociones, sensaciones y percepciones, la conciencia, y las formaciones mentales, los pensamientos. Por ello es un proceso de atención que nos permite ver, por ejemplo, si nuestro flujo mental se realiza en serenidad, si nuestro cuerpo está tranquilo, y nuestros procesos emocionales se expresan desde la paz de espíritu.

En la meditación este estado aparece en el proceso del silencio. Puede durar un momento o establecerse como nuestro estado natural en el silencio. Disfrutamos de un “todo está bien, aquí y ahora”, al tiempo que nuestra atención esta fija en este momento mientras repetimos la pregunta que nos permite suspender nuestra atención. El rapto de gozo que experimentamos no es ya un estado de pasión, de desbordamiento espiritual sino que es un gozo en paz. Esta paz transforma nuestro cuerpo y nuestro espíritu mientras nos lleve a mantenernos despiertos y vivos. Por ello hemos de insistir en no adormecernos en la paz, sino mantener en ella vigilantes, “sin coger las flores…”, esto es sin abandonar el ejercicio.  El que practica así dirá:

  • Andar es zen, estar sentado es zen
  • Hablar o callar, movimiento o reposo.
  • El cuerpo siempre está en paz.

Esta práctica es el entrenamiento para la vida. Por tanto se trata de vivir en medio del dolor propio y ajeno, en medio de las vicisitudes y la adversidad, el conflicto fruto del odio entre la gente, de las envidias y los deseos de posesión, mientras nuestro espíritu mora en paz, no poseemos nada ni buscamos nada, y somos seres amantes que podemos ofrecer la paz esencial que el mundo necesita. Somos el que camina la senda de la paz, como indica el Shôdôka (Canto del camino de iluminación):

  • “¿No ves a ese hombre sereno caminando,
  • que esta mas allá del saber y no persigue nada?
  • No evita pensar vanamente ni busca la verdad…
  • He entrado en lo espeso del monte, lleno de belleza y silencio.
  • En un valle recogido, entre altos peñascos
  • tranquilamente estoy sentado bajo el viejo pino.
  • Lleno de paz estoy sentado en mi cabaña y me encuentro bien”

Estas expresiones son importantes: la persona mantiene la paz mientras camina. No deja de caminar, no se tumba, no deja de hacer lo que toca, pero mantiene la paz. No lucha por imponer una verdad, ni evita ser tomado pro ignorante. No entra en el juego mental de los hombres. Simplemente sigue caminando. Se aleja por caminos menos transitados, sube cumbres y baja a los valles, recorre la penumbra y la oscuridad mientras la luz brilla en su interior. Actúa continuamente mientras permanece sentado en su cabaña espiritual.

¿Cómo es posible permanecer en calma en medio del conflicto, en medio del dolor y el sufrimiento, en medio de la adversidad? Esto es una gran paradoja, pues la persona iluminada se vuelve más amante, mas despierta, más atenta, pero ha de estar también mas en paz. Al ver más y amar más, los dolores del mundo, los conflictos del mundo son sus dolores, pero esta liberado. Ha recorrido el camino de superar sus apegos y dependencias, y puede vivir el momento con pasión al tiempo que la serenidad interior esta actuante y presente. Es la práctica de indiferencia apasionada de la que hablaba Juan de la Cruz. Este es el gran reto del avance de la conciencia, y el signo de autenticidad, pues una transformación que no lleva a la paz, no es verdadera transformación.

Igualmente Passaddhi ha de llevar a la integridad, la sinceridad, la honestidad. El proceso de liberación supone la superación de los miedos, la indiferencia ante el que dirán, y mirar de frente la realidad. Por ello, el hombre y la mujer con paz interior se vuelve sencillo y limpio de corazón, honesto por dentro y por fuera, y devoto de la verdad que mira de frente. En medio del desgarro del mundo, de guerras y miserias, de rupturas personales y colectivas, es difícil mantener la serenidad y el espíritu de paz, sino no está profundamente enraizado en el corazón de la persona, que así se convierte en mensajero de la paz. Por ello este factor del despertar ha de ser cultivado y desarrollado. La forma de cultivarlo y desarrollarlo es haciendo crecer una profunda sabiduría vital que mira de frente, que permanece atenta y que ama. El practicante observa su clama. Reconoce su calma, y se da cuenta de que la mente está libre de deseos y quereres,. Y esto lo hace mientras se compromete profundamente con la acción del momento, con lo que observa en el momento.

Este es el estado natural de la conciencia avanzada. El estado natural del ser humano. Para ser uno mismo hemos pues de cultivar este factor de calma, de paz. El estado de calma se desarrolla contemplando la inpermanencia de las cosas, el continuo proceso de cambio de todo, y comprendiéndolo con sabiduría. Todo pasa deprisa, todo es transitorio e inpermanente. En este proceso continuo de cambio, la serenidad debe brillar. Es una imagen poderosa contemplar el drama del centro de la galaxia, con el cataclismo de mundos desapareciendo en el agujero negro del centro, mientras el espacio se llena de música que todo lo envuelve. Asi es nuestro espíritu. Así es el Universo.

El desarrollo de Passaddhi (la serenidad, la paz de espíritu) como factor del despertar lleva a que la concentración, la capacidad de ser creativos de forma focalizada (samādhi) aparezca, y esto hace que nos orientemos definitivamente a nuestra liberación.

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